sábado, 13 de junio de 2009

El primer paso, ¡vamos al malecón !

Ya se está convirtiendo en un ritual que mi primer paseo por La Habana tenga como centro de referencia el malecón, es una atracción que no puedo, ni quiero, evitar, ese primer paseo por el borde del mar, la vista del morro, el faro que adorna la entrada a la bahía de La Habana la que sería primera vista de todos los que en los tiempos de colonizaciones y emigración llegaban por la obligada vía marítima. El bullicio que a casi todas horas envuelve esta muralla o balcón; bañistas, pescadores, paseantes, amantes, turistas, todo se arremolina en esta larga linea. Mientras por detrás, los variopintos medios de transporte cubanos compiten en rumor con el mar.




Es un tópico, pero es cierto.
En esta ocasión el viento soplaba fuerte, los vientos de Cuaresma que dicen los cubanos y que no se han separado de mi en los primeros días, ofreciéndome una temperatura muy agradable al suavizar el sol tropical que descarga ya en Abril con fuerza, lo que provocó un enrrojecimiénto rápido de mi piel, blanquecina del invierno peninsular, y especialmente de mis sufridas entradas, recientemente puestas al descubierto para evitar los sudores excesivos, recomendable la gorrita para evitarlo, pero no las aguanto mucho tiempo, se me cuece la sesera.
Me dejo contagiar de la sosegada actitud de los cubanos y me siento en el malecón a mirar el mar y dejar que el tiempo circule un rato a su manera, no hay prisa.

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